TURISMO EN ESQUEL

Tres experiencias de turismo rural en Esquel

En Esquel cada rincón cuenta una historia. Desde el legado de los carreros en Alto Río Percy, hasta las artesanías y la historia viva de Nahuelpan. Acá, las experiencias turísticas rurales se fusionan con el paisaje patagónico y sus matices.

Imágenes del pasado y del presente dan forma a vivencias auténticas en este rincón de la Patagonia: paisajes, gastronomía y la cultura local son tesoros que cautivan a los visitantes y a su vez, fomentan el respeto por las comunidades de estos territorios. Si buscás vivir la autenticidad, empaparte de la historia y el sentido de pertenencia, estas son 3 propuestas que no podés dejar pasar.

1.Alto Río Percy: historia, tradición y naturaleza

Ubicado a solo 15 km de Esquel, Alto Río Percy conserva paisajes, historias y costumbres invaluables. La comunidad rural se ubica en una zona de transición entre la estepa y bosque andino patagónico, en donde la abundante vegetación, el río Percy y las montañas aledañas como el Cerro La Torta forman un ecosistema único.

Fiestas populares, sabores, artesanías,actividades al aire libre, productos regionales y mucho más por conocer en esta comunidad.

La historia de los carreros: patrimonio cultural

La historia de los carreros nos remonta a tiempos en que los caminos y los vehículos aún no llegaban a la zona. Eran ellos quienes recolectaban leña de los bosques de Alto Río Percy, la transportaban hacia Esquel y a su vez, preveían de recursos a su pequeña, pero arraigada comunidad. Estos hombres, transportados por bueyes y un carro muy rústico de madera de la zona, fueron claves para el desarrollo de la región en términos productivos, sociales y culturales.

Hoy, los carreros transmiten ese legado con orgullo y mantienen viva una tradición profundamente identitaria. Cada febrero, se realiza la Fiesta Provincial del Carrero homenajea, una de las festividades más coloridas de la región en la que se realizan juegos tradicionales como la tirada de riendas, la carrera de sortija y la polca de silla, la presentación de artistas de la región, una feria artesanal y productiva.

Río Percy y sus atractivos naturales

Además de su riqueza cultural, Alto Río Percy posee un entorno privilegiado para quienes buscan conexión auténtica con la naturaleza. Senderos, tardes a la orilla del río y paisajes que invitan a la contemplación caracterizan este lugar.

Entre sus atractivos se destaca el sendero Piedra de la Aguja, un trayecto que permite apreciar el ecosistema característico de la región con dos trayectos principales, uno de dificultad moderada (1h 20 min), y el segundo, de dificultad alta (2 hs). En este sector se encuentra flora típica de los ambientes valdivianos, como líquenes, helechos y musgos, alimentados por las vertientes que descienden desde las cumbres, generando un ambiente de gran pureza y frescura natural.
Ambos caminos conducen al principal atractivo del lugar: una imponente formación rocosa de 50 metros de altura, conocida como Piedra La Aguja.

En este sitio también se puede recorrer la rivera del Río Percy, un espacio de alto valor natural, social y paisajístico. En sus aguas se pueden realizar actividades recreativas como la pesca y el balneario durante el verano. También es un lugar de encuentros, degustación gastronómica y disfrute para residentes y visitantes.

Micosenda: vivir el bosque desde otra perspectiva

La Micosenda es ideal para quienes desean experimentar el bosque con todos los sentidos. Es un sendero con cinco estaciones que invitan a descubrir la diversidad de hongos presentes según la época del año.
Durante el otoño, el bosque se llena de colores y formas únicas con especies como el hongo de pino, cola de pavo, bejín perlado, hongo polvera y parasol, entre muchas otras.

En primavera, aparecen las curiosas citarias como el llao llao y la morilla u hongo de ciprés, que aportan tonos anaranjados y texturas sorprendentes al paisaje. Y durante todo el año es posible encontrar hongos degradadores que, aunque no sean comestibles, son esenciales para la salud del bosque.

El trazado del sendero aprovecha una antigua huella de carreros, utilizada históricamente por los pobladores de la zona para extraer leña y luego transportarla hacia la ciudad de Esquel. De este modo, la senda no solo invita a descubrir la biodiversidad del bosque nativo, sino que también recupera parte de la memoria local vinculada a la actividad leñatera que formó parte esencial del desarrollo regional.
Dificultad: Media – Duración: 2 hs – Distancia: 2,85 km.

Producción con identidad

En Río Percy también se encuentra “Frutillas del viento”, un emprendimiento que combina producción agrícola y turismo de naturaleza que se puede visitar durante el otoño, primavera y verano.

La producción cuenta con 10 microtúneles de 20 metros cada uno, con un total aproximado de 1.300 plantas. Además, este establecimiento cuenta con un sendero autoguiado de dificultad baja el cual permite apreciar diversas especies de la flora nativa, como laura, maitén, radal, ciprés, palo de piche, ñire, entre otras.
Al recorrer el sendero o visitar la plantación de frutillas, surge la oportunidad de compartir de manera oral la cultura y el conocimiento tradicional del lugar, al tiempo que se promueve la educación ambiental y el turismo sustentable.

2.Nahuelpan: memoria, sabores y cultura viva

Si hay un sitio que se caracteriza por su cultura, su identidad y su escencia, es la comunidad Nahuelpan. Ubicada a 18 km de Esquel, el paisaje se compone por mallines patagónicos, un suelo semiárido y montañas que enaltecen la mirada.

Allí se encuentra la estación a la que arriba el Viejo Expreso Patagónico “La Trochita”, declarado Monumento Histórico Nacional desde 1999. El nombre Nahuelpan proviene del mapudungun, lengua del pueblo mapuche, y está formado por dos palabras: “Nahuel” (tigre) y “Pan” (puma). Fue el apellido del cacique Francisco, que habitaba la zona entre 1885 y 1890.
Este paraje posee una rica herencia cultural que se expresa en sus saberes, prácticas y manifestaciones cotidianas. Estos elementos conforman un patrimonio vivo que refleja la identidad mapuche-tehuelche y la relación de sus habitantes con el territorio. Desde sus rituales y festividades, hasta la memoria albergada en el Museo de Culturas Originarias Patagónicas

“La Trochita”, el último tren a vapor

El Viejo Expreso Patagónico, es el único tren del mundo de trocha angosta a vapor que conserva sus piezas originales y constituye uno de los atractivos más representativos de la región. Por su inconfundible sonido, su identidad y las sensaciones que evoca, viajar en “La Trochita” es una experiencia inolvidable.

Este tren ofrece un recorrido turístico de aproximadamente tres horas de duración, cubriendo 38 kilómetros en total entre Esquel y Nahuelpan. Cuando llega a la Estación Nahuelpan por aproximadamente 45 minutos los viajeros pueden recorrer el lugar y conocer parte de la cultura.
La Trochita cuenta con un vagón accesible, adaptado con rampa para el acceso de personas usuarias de silla de ruedas. Además, ofrece el acompañamiento de guías a bordo, la posibilidad de viajar con mascotas y un coche bar donde se sirven bebidas y deliciosas elaboraciones caseras.

El Museo de Culturas Originarias Patagónicas

Ubicado junto a la histórica estación del tren La Trochita, el Museo de Culturas Originarias Mapuche-Tehuelche invita a descubrir la esencia viva de los pueblos que habitan esta tierra desde tiempos ancestrales.
Creado para visibilizar, preservar, celebrar la cultura mapuche-tehuelche, además de fortalecer las práctica y saberes, los conocimientos y el lenguaje cultural propio, este espacio se ha convertido en un punto de encuentro entre el pasado y el presente.

Recorrer sus salas es viajar por la historia y la cosmovisión de un pueblo que mantiene vivas sus tradiciones a través del arte, los tejidos, la platería y la música. Entre sus piezas más destacadas se encuentran fotografías históricas, herramientas ancestrales, cerámicas, joyas, vestimentas típicas y telares, junto con instrumentos musicales.
El museo también es una ventana abierta a la actualidad de las comunidades: algunas continúan viviendo en contacto directo con la naturaleza, mientras otras integran sus raíces a la vida urbana, manteniendo siempre el orgullo de su herencia cultural.

La Casa de las Artesanas y feria artesanal
En el corazón de la comunidad Nahuelpan, junto a la estación del histórico tren La Trochita, se encuentra un espacio representativo del trabajo colectivo y el arte ancestral: la Casa de las Artesanas.

Desde 1996, este lugar impulsa el talento de mujeres rurales mapuche-tehuelches que, con sus manos y su saber heredado, tejen historias en cada hilo. Nacida como una forma de fortalecer la economía local y mejorar las condiciones de venta de sus productos, la Casa se convirtió en un verdadero punto de encuentro cultural y artesanal.

En su acogedor salón de exposición y ventas (inaugurado en 1999) se pueden admirar y adquirir piezas únicas y cargadas de identidad. Cada color, cada diseño, refleja una manera de ver y sentir el mundo, transmitida de generación en generación. Además, el espacio recibe y exhibe artesanías provenientes tanto de la zona como de la provincia en general.

En Nahuelpan también es posible visitar la Feria de Artesanos y descubrir los colores, aromas, sabores y texturas que dan vida a la cultura local.

En este espacio, artesanos y emprendedores de Esquel y Trevelin se suman esporádicamente y comparten su talento y creatividad, ofreciendo una gran variedad de productos únicos elaborados con pasión y dedicación. Cada puesto tiene una historia particular y cada objeto es una muestra del espíritu emprendedor y artístico de la región.

También es posible visitar otras experiencias turísticas como la Casa de Piedra, ubicada sobre la Ruta 40, una casa de adobe que te invita a recorrer la historia a través de la gastronomía y el sendero Huella del “MAÑKE”, una caminata que incluye la degustación de una merienda ancestral, con productos como el ñaco, muday, tortas fritas y un menú sin TACC.

3. Esquel y su valle

El valle donde hoy se asienta Esquel fue, desde tiempos ancestrales, un territorio de tránsito y encuentro para los pueblos originarios. Su paisaje estepario, rodeado de montañas que acarician el alma, fue el escenario elegido por los Tehuelches (“gente del este”) y, más tarde, los Mapuches (“gente de la tierra”), quienes habitaron y habitan esta zona durante siglos, dejando una profunda huella cultural que aún perdura.

Los tehuelche eran nómadas de la estepa, hábiles cazadores y recolectores que basaban su vida en el guanaco, fuente de alimento, abrigo y materiales para sus toldos. Sus arcos, flechas y boleadoras eran herramientas esenciales, al igual que sus vestimentas de cuero, como los quillangos, una especie de poncho tradicional.
Por su parte, los mapuches también cazaban guanacos y choiques, empleando arcos, boleadoras, lazos y hondas. Con la llegada del caballo, adoptaron nuevas costumbres y herramientas, como la lanza larga, que transformó su modo de vida y su movilidad por la Patagonia.
A través de diversas excursiones, se puede revivir el pasado y contemplar los paisajes que inspiraron a los antiguos pobladores.

Cabalgatas: sentir la tierra y el contacto con los animales

Cerca de Esquel, existen diferentes centros ecuestres que transmiten experiencias que combinan el contacto con los animales, la contemplación del valle y la aventura que necesitás.

Ubicado sobre la Ruta 259, kilómetro 7, cercano a la portada de ingreso norte a la ciudad, se encuentra el centro ecuestre Los Pinos. El establecimiento ofrece una experiencia pensada para disfrutar del entorno natural y los paisajes característicos del valle de la ciudad. Las actividades principales incluyen cabalgatas guiadas por las estribaciones del Cerro Nahuelpan, con recorridos que llegan hasta una cascada y permiten apreciar paisajes únicos entre árboles y pastizales.
Las cabalgatas no requieren experiencia previa y se adaptan a principiantes y a personas con mayor conocimiento en la actividad. Son aptas para todas las edades y constituyen una alternativa ideal para familias y grupos de amigos. Los paseos son guiados por personal experimentado, en un entorno seguro y tranquilo.
Por otro lado, en la entrada de la ciudad, en un entorno predominantemente rural, se encuentra la chacra Los Álamos donde se realizan excursiones a caballo que recorren la zona de Valle Chico y a las cercanías del cerro Nahuelpan.

Esta actividad está pensada para toda la familia y se adapta a distintos niveles de experiencia: desde paseos breves y de baja exigencia de aproximadamente una hora, hasta jornadas completas para quienes deseen una experiencia más extensa y aventurera. Además, es posible disfrutar del asado tradicional acompañado de relatos locales.
No se requiere experiencia previa; solo es necesario contar con calzado cómodo y abrigo adecuado para disfrutar plenamente de la actividad.
Las cabalgatas se pueden organizar a través de las agencias de turismo de la ciudad o coordinando previamente fechas y horarios directamente con el prestador.
Experiencias para conectar todo el año
El turismo rural es una forma distinta, emotiva y significativa de conocer un destino. Siempre deja algo en quien lo vive, y en Esquel —donde la naturaleza convive con la historia y la identidad local— esa huella se vuelve aún más profunda.

Cada experiencia revela una parte del territorio y de su gente. Cada paisaje es un puente entre el pasado y el presente. Y cada encuentro, una invitación a mirar más lento, a sentir más cerca, a descubrir lo que permanece.

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