CIUDAD DE SANTA FE

Colectivos en crisis, bicis en auge y caos de autos: la movilidad pide más controles

¿A dónde vas, en qué y para qué? La ciudad cuenta con información reciente para diseñar políticas públicas que pongan a la persona y sus desplazamientos en el centro de la escena urbana. ¿Cuál es la estrategia que impulsó la actual gestión y qué desafíos le deja a la que viene?.

Todos los días, unos 240 mil vehículos encienden motores y recorren las calles de la ciudad de Santa Fe. Más de 135 mil son automóviles y 90 mil, motos, según los datos de patentamientos 2022 de la Administración Provincial de Impuestos. El resto lo componen camiones, ambulancias y colectivos. A este abultado parque automotor, deben sumarse los incipientes monopatines y las bicicletas que, impulsadas por un eficiente sistema público, vienen creciendo en el tránsito santafesino. Y un actor más: los peatones.

De ese modo, los vecinos buscan llegar a sus trabajos, lugares de estudio, centros de atención médica y actividades recreativas. En cada uno de esos viajes hay necesidades distintas y algunas que tienen el mismo destino, a la misma hora. Es cuando se generan los nudos viales que se traducen en un tránsito trabado, congestionado, que pone en riesgo a las personas, potencia el estrés y afecta la calidad de vida cotidiana.

Muchos de ellos están dados por inconductas ciudadanas, que pueden intentar corregirse con una educación que insista en los buenos hábitos viales, pero sobre todo con un control enfático. Eso parece haberse relajado durante esta gestión, tras salir de la pandemia.

La prueba está en la simple observación, y hay ejemplos de todo tipo. En cualquier avenida, incluso en calles más estrechas pero con alta circulación, es común encontrarse con autos estacionados en la mano contraria a la habilitada, uno detrás de otro a lo largo de cuadras enteras, obstruyendo la circulación. Si no hay un inspector que sancione la inconducta, el automovilista aprovecha y usa el auto para resolver cualquier trámite, total son cinco minutos… Lo cierto es que a simple vista hay más autos circulando que espacios para estacionarlos.

El cruce de semáforos en rojo en las intersecciones más alejadas del centro es frecuente. En algunas esquinas parecen no existir, como en las avenidas del norte (Gorriti o Peñaloza) o en la Ruta 1, donde la presencia de inspectores es prácticamente nula y las infracciones, cotidianas.

Que las motos lleven más de dos personas hasta parece que está permitido de tanto verlas cargadas, y hasta con uno o dos menores.

Las inconductas son muchas más y no son nuevas, pero se han profundizado después de la calma urbana a la que obligó la pandemia y los escasos controles.

Una radiografía
¿Hacia dónde van los santafesinos? ¿Cómo se trasladan y con qué fin? Para responder estos interrogantes, y planificar políticas públicas que promuevan una movilidad integrada, socio-ambiental y económicamente sostenible, la Municipalidad hizo una encuesta, que además de la ciudad incluye a las localidades vecinas que integran el área metropolitana. Porque a Santa Fe llegan cada día cientos de vecinos de ciudades lindantes a trabajar, estudiar y hacer trámites y compras.

La visión parte de un nuevo paradigma, que ya no está centrado en cómo se mueven los vehículos sino en las personas que se mueven. Así se pudo obtener información por área (el mapa de la ciudad se dividió en 4 que tienen características similares) sobre por qué, para qué, cuándo, hacia dónde y en qué se mueven los santafesinos. Y contrastar si esas necesidades están cubiertas con los medios y la infraestructura disponibles, sean públicos, privados, motorizados o activos (como la bici o la caminata).

El informe arroja datos que llaman la atención. Por ejemplo, casi el 40% de la población no se mueve, o más preciso, no hace periódicamente más de 5 cuadras a la redonda de su casa. ¿Por qué? ¿Trabaja en su hogar? ¿No tiene trabajo? ¿Resuelve todo en su barrio? ¿No encuentra una buena oferta de transporte para moverse? La mayoría de las personas que no se mueve habita los barrios más postergados y con infraestructura urbana más deficiente: los del cordón oeste, los del norte y este de la ciudad, como Alto Verde y La Vuelta del Paraguayo. Allí hay todo un dato para descular y actuar en consecuencia. Una acción concreta puede ser optimizar los trayectos peatonales; otra mejorar la oferta y frecuencia de los colectivos.

No hay números absolutos que se puedan extrapolar a cada una de las zonas en las que el estudio divide a la ciudad. Del 60% de los vecinos que se mueven, el 44% usa el auto, el 22% el colectivo, el 17% camina (más de esas 5 cuadras a la redonda de su hogar), el 8% va en moto, el 7% en bici y el 2% toma un taxi o remis. Pero en los barrios más postergados, la ecuación cambia y la mayoría viaja en colectivo. Paradójicamente es donde menos llegan. Otro dato que será necesario apuntalar con políticas públicas.

Los datos generales muestran que el doble de la ciudadanía prefiere usar su automóvil particular en vez del transporte público, cuando en realidad este último es más amigable con el ambiente y con el tránsito, ya que puede transportar a muchas personas en poco espacio. Aunque, también hay que decir que casi el 25% camina o usa la bici.

Políticas públicas: que sí, que no
Las restricciones de circulación que imperaron durante la pandemia agudizaron la crisis del transporte público y de la movilidad en general.

«Estábamos en un momento crítico porque salíamos de la pandemia -explica la directora de Movilidad, Andrea Zorzón-, no había taxis ni remises, el sistema de colectivos venía profundizando la crisis económica y de prestación del servicio, y teníamos que hacer mucho más para fomentar la movilidad activa y atender al ordenamiento del tránsito y de los vehículos particulares. Pero también con el transporte de mercadería y la logística, que cambió muchísimo porque cada vez más se compra por internet y hay toda una movilidad que se genera para eso en la que tenemos que pensar».

Por un lado, fue necesario regularizar licencias de taxis y remises y otorgar nuevas «por primera vez en 10 años», aseguró la funcionaria. Y por el otro, hubo que atender la crisis puntual del sistema de colectivos, con picos históricos de caída de pasajeros transportados, ya casi recuperados a sus transacciones habituales.

Mientras esperaban los datos de la Encuesta de Movilidad 2022, «planteamos estrategias a corto y largo plazo», explicó Zorzón, y enumeró: 1- Fomentar la movilidad activa (peatones y ciclistas), 2- fortalecer el sistema de transporte público y 3- procurar un ordenamiento vehicular y de logística.

Para los dos primeros puntos hubo acciones concretas. Al tercero no se llegó: «Atendimos primero a fortalecer el transporte de colectivos y la optimización de taxis y remises porque salíamos de la pandemia y era lo que la coyuntura nos marcaba, entendiendo que también teníamos que apuntalar la movilidad activa para trabajar sobre el incremento de vehículos que tenemos», explicó.

Así, a la regularización y ampliación de licencias de taxis y remises, para mejorar la oferta de coches, se sumaron más exigencias a los colectivos (frecuencia y modernización de la flota), aprovechando el aporte económico que el municipio empezó a entregar a las empresas ante la disminución de los subsidios nacionales. «Hoy la tarifa que paga el vecino cubre entre el 35 y el 38% del costo total del boleto; el resto depende de los subsidios. Antes, el Estado nacional hacía el mayor aporte, hoy lo hace la provincia y el Municipio tuvo que empezar a aportar», dijo la directora, quien se valió de eso para exigir a las empresas que mejoren el servicio para cobrar el dinero municipal. A esto sumó la elaboración y envío al Concejo de los pliegos para licitar el servicio, pero aún no fueron tratados. Esa sí será la herramienta adecuada, y legal, para ajustar todo lo que hoy no funciona bien del servicio.

Un segundo aspecto que impulsó esta gestión fue la movilidad activa. Así surgió la incorporación del Sistema de Bicicletas Inteligentes, que ya se lucen por las calles de la ciudad, con puntos distribuidos en una zona amplia y muy buena receptividad ciudadana.

Lo pendiente
Resta ahora reforzar la red de ciclovías para garantizar una circulación segura y crear entornos agradables, con buena iluminación, veredas en condiciones y senderos interconectados para fomentar los trayectos a pie para distancias cortas.

Apoyada en los resultados de la encuesta, Zorzón sabe que quedarán muchas acciones pendientes. «No hemos podido llegar a desarrollar las estrategias que teníamos para el ordenamiento del tránsito vehicular, con un nuevo sistema de estacionamiento medido que cumpla con su objetivo inicial que era que rotemos en el espacio público; ni el mejoramiento de la logística del transporte de cargas con nodos de transferencia para que los vehículos pesados no ingresen al área de ciudad 30. Todo eso nos quedó pendiente, aunque están los proyectos listos y quedan para la próxima gestión si los quiere usar. Tiene que ver con los tiempos de la gestión y con los proyectos que decidimos priorizar en base al estado de situación en la que nos encontramos».

Con las dificultades de convivencia que suponen cientos de miles de ciudadanos que cada día se mueven en el escenario urbano y público, la gestión de la movilidad tiene un doble compromiso: para el Gobierno, de pensar, diseñar, instrumentar y controlar las políticas que garanticen el respeto del medioambiente, que sean accesibles para todos y de calidad. Para los ciudadanos, cumplir las normas y tomar decisiones conscientes a la hora de salir a la calle y elegir cómo van a trasladarse.

Fuente: El Litoral

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