MENDOZA

Dos destinos mendocinos fuera de lo más tradicional

Lavalle y San Martín ofrecen muchos encantos en Mendoza. Una oportunidad para recorrerlos.

Lo llaman el Secano. Parece un desierto –en rigor, toda Mendoza es un desierto que se convirtió en oasis productivo por la mano del hombre–, pero esa palabra, a los locales, no les gusta: sugiere algo feo, poco atractivo.

Lavalle, a tan sólo una hora de Mendoza capital, hacia el norte de la provincia y surcada por dos rutas nacionales, es una ciudad de tradición campestre, foco del turismo rural de la región y que está fuera del radar habitual de montañas y viñedos, la elección mayoritaria de las agencias turísticas.

Cabalgatas, visitas a viñedos orgánicos, la calidez y hospitalidad de sus habitantes, exquisitos platos vernáculos y lugares místicos sorprenden a más de un visitante. Tierra con contrastes de paisajes, donde a lo largo de grandes espacios áridos irrumpen ondulantes médanos de arena y cañadas en los cuales crecen bosques abiertos de especies autóctonas.

PARA AMANTES DEL ECOTURISMO: EL SECANO LAVALLINO
Para los amantes del ecoturismo, el secano lavallino comprende leyendas y herencias de pueblos originarios y uno de los lugares más extraordinarios son los Altos Limpios, en la Reserva Provincial Telteca, donde habitan centenarios bosques de algarrobo y chañar y una variada fauna liderada por el tránsito de gran variedad de aves.

Tan sólo llegar hasta allí produce una rara fascinación: no es un espejismo sino una serie de médanos que semejan la costa bonaerense y que irrumpen casi en una ensoñación fantástica a la vera de la ruta. Sentarse a contemplar la noche palpando la arena es de una belleza pictórica que abruma en el silencio.

Otro sitio mágico que se encuentra en Lavalle es Alto El Sameauta, un mirador de origen huarpe en la inmensidad del paisaje agreste. Ubicado en el distrito de Gustavo André, al norte, se trata de un gran médano, un alto -como se lo conoce en la zona- de más de 20 metros de altura que permite una amplia observación del entorno. Se puede realizar un trekking, con caminatas bajo la luna llena, como también en el sitio hay degustación de vinos y una guía por leyendas y relatos ancestrales.

LAVALLE EN MENDOZA: AVENTURA, CULTURA Y TURISMO SUSTENTABLE
El departamento de Lavalle, no tan conocido como otros enclaves mendocinos como el Valle de Uco, comarca del melón y la sandía, se emplaza en un circuito de aventura, cultura, turismo sustentable y tradición. Allí están la bonita Finca Groselj, paradigma del vino orgánico, con sus productos de alta gama con premios internacionales o el puesto Los Pajaritos, atendido por mujeres, reflejo de la economía femenina que crece a través de un emprendimiento gastronómico: el de un comedor de campo en medio de la aridez absoluta, donde no hay señal de celular sino la entrega espiritual a un microclima de sosiego, paisaje de Far West y comida casera.

El discreto encanto de típicos puestos con enramadas y corrales de cabras en el horizonte de rojizos atardeceres. La Asunción y Lagunas del Rosario son opciones de visita del llamado turismo comunitario -con fuerte participación de las comunidades locales- a lo largo del secano norte, cunas de artesanías, patrimonio arqueológico, capillas coloniales y una producción agrícola con sus métodos singulares de cultivo, la crianza de los animales y las técnicas ancest

rales en la elaboración del vino casero, aceites de oliva, mieles, dulces y conservas. Y fiestas religiosas con coloridas procesiones, rituales, cantos y danzas.

EN SAN MARTÍN
Como otra variante cerca de Mendoza capital, la ciudad de San Martín es una de las más grandes de la provincia, centro vitivinícola por excelencia: allí se encuentra el mayor número de hectáreas de viñedos y bodegas de Mendoza. La opción del enoturismo, en rigor, es de un atractivo excluyente.

Entre canales y acequias que dan fulgor a viñedos, olivos, frutales y hortalizas, enmarcados y protegidos por cortinas de álamos, se encuentra la huella del libertador José de San Martín: el 20 de diciembre de 1816 recibió de parte del gobierno de Mendoza 200 hectáreas con las que diseñó la ciudad, trazó los caminos y los canales de riego, y también instaló el primer molino harinero de toda la zona este.

San Martín es una caja de sorpresas. Se puede arrancar el día con un vuelo bautismo en avión o planeador en el Aeroclub San Martín, con una extraordinaria vista de las montañas. Luego visitar el moderno Centro de Congresos Francisco, preparado con una acústica de excelencia para charlas y conciertos, y donde se encuentra el Templo del Vino Bonarda Argentino -es el lugar en el mundo con mayor producción de esta uva-: en la cava se pueden probar vinos de notable sabor como un Amato Vecchio alrededor de catas, degustaciones y música en vivo.

En un paseo por la ciudad, con la posibilidad de un relajado y tranquilo bicitour, se pueden visitar el Tótem Boulevard y su patio gastronómico a cielo abierto, entrar al colosal casino, maravillarse por el Camino de la Patria y la Avenida de las Banderas, y con estatuas como una Mafalda gigante, considerada la más grande del mundo en honor a Quino, orgullo cultural de la provincia.

LAS CASAS DE SAN MARTÍN
El tour incluye un recorrido por las casas de San Martín, pasando por el asombroso Museo Las Bóvedas, lugar donde vivió el General San Martín en 1823, y otro hogar de San Martín en calle Corrientes 343: allí nació su hija Mercedes.

Saliendo hacia los entornos naturales del lugar, no es posible perderse un Safari Fotográfico con avistaje de aves en el Humedal Arroyo Claro, en el cual hay más de 70 especies de aves, flora y fauna para descubrir un ambiente silvestre a 30 minutos de la ciudad de Mendoza. San Martín y su casco histórico, con patios criollos, con excursiones de astroturismo y de visitas desde allí a ruinas jesuíticas como las de San Francisco, curiosa metrópolis que desapareció en la noche del 20 de marzo de 1861 después del terremoto, vive un presente de crecimiento hotelero y pujanza turística en los placeres del ecosistema cuyano.

DÓNDE HOSPEDARSE
Cabañas Puesto Díaz: Espacio ideal para el descanso y la desconexión absoluta, con panorámicas de cielos repletos de estrellas en medio del secano. Equipadas con parrillas, piletas y tecnología para la comodidad del visitante, son casas con amplios espacios para cocinar, el relax y la cercanía con la naturaleza.

Molino La Tebaida: Es una idílica casa de campo rodeada de viñedos y olivares, en el que alberga un jardín con pileta. Ofrece habitaciones decoradas con muebles de madera y con wifi gratis a las afueras de la ciudad de San Martín. Allí se puede degustar aceite de oliva y grapa, elaboradas de forma casera en el lugar.

DÓNDE COMER

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